La importancia de la vacunación contra la gripe en la infancia y adolescencia es un tema crucial que cada año aborda el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP) en sus recomendaciones previas al inicio de la temporada gripal. La gripe, una amenaza constante y un significativo problema de salud pública, no solo afecta la salud individual, sino que también tiene consecuencias socioeconómicas relevantes. Aunque durante la pandemia de COVID-19 la incidencia mundial de la gripe disminuyó gracias a las medidas restrictivas de interacción social, tras su relajación, la incidencia ha vuelto a niveles prepandémicos, subrayando la necesidad continua de estrategias preventivas efectivas, entre las cuales la vacunación ocupa un lugar destacado.
La vacuna antigripal se posiciona como la forma más efectiva de prevenir la gripe, y desde 2012, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda priorizar la vacunación en niños de 6 a 59 meses. En sintonía con estas recomendaciones, el CAV-AEP aboga por la vacunación universal en niños de 6 a 59 meses, y destaca que la vacunación de niños mayores, incluso fuera de los grupos de riesgo, contribuye a la protección individual y comunitaria. Esta postura ha sido recientemente respaldada por el Ministerio de Sanidad, que ha incorporado la recomendación al Calendario Común de Vacunación para 2023.
A nivel global, más de 70 países implementan programas de vacunación anual contra la gripe en la infancia. En España, algunas comunidades autónomas, como Galicia, Andalucía y Murcia, han adelantado la inclusión de la vacunación en sus campañas, reconociendo la importancia de prevenir la propagación de la gripe, especialmente entre los más jóvenes.
La gripe, causada por virus de los géneros Influenzavirus A y B, es una infección prevalente con un impacto significativo en la salud, especialmente en niños. La vacunación, por lo tanto, se presenta como una medida crucial. El documento del CAV-AEP proporciona información detallada sobre la posología, administración y conservación de las vacunas. Además, se actualiza la evidencia sobre la efectividad, seguridad y contraindicaciones de las vacunas antigripales.
En este contexto, se destaca la composición de la vacuna recomendada por la OMS para la temporada 2023-24, así como las vacunas disponibles en España para la población pediátrica, tanto inactivadas como atenuadas. La elección de la vacuna adecuada es esencial para garantizar una protección efectiva contra las cepas circulantes. Además, el documento aborda la epidemiología de la gripe, sus complicaciones y la carga de la enfermedad, subrayando la importancia de la vacunación en grupos de riesgo, como aquellos con condiciones médicas subyacentes, mujeres embarazadas y personas mayores.
La exploración de diferentes tipos de vacunas incluye las adyuvadas, de alta carga y recombinantes. Cada tipo de vacuna tiene sus propias indicaciones y limitaciones, y se discute detalladamente su papel en la estrategia global de vacunación. Se hace hincapié en la importancia de la investigación continua para mejorar la eficacia y seguridad de las vacunas antigripales, adaptándolas a la evolución de las cepas virales y las necesidades de la población.
Las vacunas adyuvadas, que contienen sustancias adicionales para potenciar la respuesta inmunitaria, son una opción que se explora en el documento. Estas vacunas pueden ser beneficiosas, especialmente en poblaciones más vulnerables, al estimular una respuesta inmunitaria más robusta. Sin embargo, se subraya la necesidad de seguir investigando para comprender mejor su efectividad a largo plazo y sus posibles efectos secundarios.
Las vacunas de alta carga, diseñadas para generar una respuesta inmunitaria más fuerte al contener una mayor cantidad de antígeno viral, también se contemplan en este post. Aunque pueden ofrecer una protección mejorada, especialmente en personas mayores con una respuesta inmunitaria debilitada, es esencial evaluar cuidadosamente su perfil de seguridad y eficacia en diferentes grupos de edad y condiciones de salud.
La tecnología de vacunas recombinantes, que utiliza ingeniería genética para producir antígenos virales, es otra área de interés en la investigación de vacunas contra la gripe. Esta tecnología tiene el potencial de facilitar una producción más rápida y adaptable de vacunas en respuesta a las cepas virales emergentes. Sin embargo, se destaca la importancia de evaluar a fondo la seguridad y eficacia de estas vacunas antes de su implementación generalizada.
Abordamos, también, la importancia de la educación y la concienciación pública sobre la vacunación contra la gripe en la infancia y adolescencia. La participación activa de los padres y cuidadores en la toma de decisiones sobre la vacunación de sus hijos es esencial para aumentar las tasas de vacunación. La información clara y accesible sobre los beneficios de la vacunación y la gestión de posibles preocupaciones o efectos secundarios contribuye significativamente a la aceptación de la vacuna en la comunidad.
En conclusión, la vacunación contra la gripe en la infancia y adolescencia sigue siendo un pilar fundamental para prevenir la propagación de la enfermedad, reducir la carga de la enfermedad y proteger a los grupos más vulnerables de la sociedad. La constante evolución de la epidemiología viral y las innovaciones en la investigación de vacunas subrayan la necesidad de adaptar y mejorar continuamente las estrategias de vacunación. La colaboración entre profesionales de la salud, autoridades sanitarias, investigadores y la comunidad en general es esencial para garantizar el éxito de los programas de vacunación y promover la salud a largo plazo de la población.
La efectividad de la vacunación antigripal en la edad pediátrica es un tema de gran relevancia en la salud pública, y numerosas investigaciones respaldan la eficacia y beneficios de esta medida preventiva. En diversos países europeos, como el Reino Unido, Finlandia, Dinamarca e Italia, así como en Norteamérica (EE. UU., Canadá), Latinoamérica y Australia, la estrategia sistemática de vacunación antigripal en niños ha demostrado ser una herramienta efectiva en la reducción de la morbilidad y mortalidad asociadas a la gripe.
La efectividad de la vacunación (EV) se sitúa generalmente alrededor del 60 %, aunque esta cifra puede variar significativamente según diversos factores. Estos incluyen la población vacunada, la edad específica estudiada, la vacuna utilizada, el virus circulante en cada temporada y la concordancia con las cepas contenidas en la vacuna, entre otros (48). Una revisión reciente de la evidencia sobre la eficacia y efectividad de la vacunación en niños indica una variabilidad en la EV del 25,6 % al 78,8 %, lo que destaca la importancia de considerar múltiples variables al evaluar la eficacia de los programas de vacunación.
La revisión de la Cochrane en 2018, que abarcó 41 estudios y más de 200,000 personas, respaldó la eficacia de la vacunación universal en la infancia (de 3 a 16 años) con vacunas vivas atenuadas e inactivadas. Se observó una reducción significativa en la incidencia de la gripe con una reducción del riesgo relativo (RR) de 0,36 para la vacuna inactivada y 0,22 para la vacuna atenuada. Además, se sugirió una probable reducción de la infección respiratoria aguda (RR 0,72 para la inactivada y 0,69 para la atenuada) .
La efectividad para evitar la hospitalización por cualquier tipo de gripe se sitúa en un 57,48 %. Es interesante observar que esta efectividad varía según el tipo de gripe, siendo más alta contra H1N1 (74,07 %) que contra la gripe B (50,87 %) y moderada contra H3N2 (40,77 %). Se destaca que la protección es más pronunciada en niños que reciben dos dosis en comparación con aquellos que reciben solo una dosis. Además, la EV es alta en niños menores de 5 años (61,71 %) y en niños de 6 a 17 años (54,37 %).
Otra revisión sistemática evaluó la efectividad de la vacuna contra la hospitalización por gripe confirmada por laboratorio en niños de 17 años o menos hasta junio de 2020. La EV estacional agrupada contra la hospitalización fue del 53,3 % para cualquier tipo de gripe, con variaciones según el tipo de virus. La EV fue más alta contra la gripe A/H1N1pdm09 (68,7 %) y más baja contra la gripe A/H3N2 (35,8 %). Además, las estimaciones de EV variaron según el tipo de vacuna, siendo del 44,3 % para las vacunas vivas atenuadas y del 68,9 % para las vacunas inactivadas.
Un aspecto relevante en la consideración de la efectividad de la vacunación antigripal en niños es su impacto en la población no vacunada. Numerosos estudios han demostrado que la vacunación de niños sanos no solo reduce la incidencia de la gripe en este grupo, sino que también interrumpe la cadena de transmisión, brindando protección indirecta a otros miembros de la comunidad. Este efecto es especialmente importante para grupos más vulnerables, como ancianos, personas inmunodeprimidas y menores de 6 meses.
La implementación de la vacunación antigripal universal en niños en el Reino Unido se basó en modelos matemáticos que demostraron que vacunar al 50-80 % de los niños de 2 a 18 años tendría un impacto significativo en la reducción de casos de gripe en todas las edades. Más crucial aún, se proyectó que esta medida evitaría miles de hospitalizaciones y muertes asociadas a la enfermedad en personas mayores de 65 años.
Un artículo reciente sobre la efectividad de la vacunación antigripal en la prevención de la hospitalización asociada a la gripe en el hemisferio sur en la temporada 2023 proporciona datos prometedores. Con datos provisionales de marzo a julio en 5 países sudamericanos (Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay), la efectividad ajustada global fue del 51,9 %, con un rendimiento aún más destacado en niños, alcanzando el 70,2 %.
En estos países sudamericanos, la vacunación infantil abarca a niños de diferentes rangos de edad, desde los 6 meses hasta los 6 años. Esta variabilidad en la edad demuestra la importancia de adaptar los programas de vacunación a las características específicas de cada población, garantizando una protección efectiva en todos los grupos etarios.
La información recopilada hasta ahora subraya la importancia de la vacunación antigripal en la edad pediátrica, no solo para la protección individual sino también para contribuir a la salud pública en general. La variabilidad en la efectividad destaca la necesidad de seguir investigando y perfeccionando las estrategias de vacunación para abordar la dinámica cambiante de las cepas virales y optimizar la protección ofrecida por las vacunas.
En este contexto, la exploración continua de diferentes tipos de vacunas se presenta como una vía para mejorar la eficacia y adaptabilidad de los programas de vacunación. Las vacunas adyuvadas, diseñadas para potenciar la respuesta inmunitaria, son una opción que se examina para ampliar las posibilidades de protección, especialmente en poblaciones más vulnerables. Sin embargo, es crucial seguir investigando para comprender a fondo su efectividad a largo plazo y sus posibles efectos secundarios.
Las vacunas de alta carga, que contienen una mayor cantidad de antígeno viral para estimular una respuesta inmunitaria más robusta, también se exploran en busca de una protección mejorada. Aunque pueden ofrecer beneficios, especialmente en personas mayores con una respuesta inmunitaria debilitada, es esencial evaluar cuidadosamente su perfil de seguridad y eficacia en diferentes grupos de edad y condiciones de salud.
La tecnología de vacunas recombinantes, que utiliza la ingeniería genética para producir antígenos virales, emerge como otra área de interés en la investigación de vacunas contra la gripe. Esta tecnología tiene el potencial de agilizar la producción de vacunas, facilitando una respuesta rápida a cepas virales emergentes. No obstante, se destaca la importancia de evaluar exhaustivamente la seguridad y eficacia de estas vacunas antes de su implementación generalizada.
La educación y la concienciación pública son elementos esenciales para el éxito de los programas de vacunación en la infancia y adolescencia. La participación activa de padres y cuidadores en la toma de decisiones sobre la vacunación de sus hijos es crucial para aumentar las tasas de vacunación. La información clara y accesible sobre los beneficios de la vacunación y la gestión de posibles preocupaciones o efectos secundarios contribuye significativamente a la aceptación de la vacuna en la comunidad.
En conclusión, la efectividad de la vacunación antigripal en la edad pediátrica es respaldada por evidencia sólida, pero también se reconoce la necesidad de una investigación continua para mejorar y adaptar las estrategias de vacunación. La protección ofrecida por las vacunas no solo beneficia a los niños vacunados individualmente sino que también tiene un impacto significativo en la salud pública al interrumpir la transmisión del virus y proteger a grupos más vulnerables. La colaboración entre profesionales de la salud, autoridades sanitarias, investigadores y la comunidad en general es crucial para garantizar el éxito continuo de los programas de vacunación y promover la salud a largo plazo de la población pediátrica.